viernes, 16 de enero de 2009

Sueños rotos



De pie el labrador se hallaba
contemplando el horizonte.
El verde intenso del monte
su infancia le recordaba...
y una lágrima brotaba.
¡Cuánto tiempo hemos perdido!
¡Qué poco tarda el olvido
en llegar a nuestras almas!
No aguanta nada la calma
nuestro corazón dolido.

2 comentarios:

El Declamador Sin Maestro dijo...

Ciertamente, la paz y la calma son cada vez mas raras, que resulta lo que más nos conmueve e impresiona cuando nos las encontramos por sorpresa.

Grande! Donde aprendiste a rimar, viejo?

Critter Venudo dijo...

Deberás explicarme, el motivo de este nuevo poema. Un saludo.