jueves, 25 de octubre de 2007

La nueva forma


Puede que un día las plantas ya no sean plantas, las casas no sean casas, los osos no sean osos, los hombres no sean hombres… que las formas cambien de forma. Si ese día llega, espero verlo y poder elegir mi nuevo aspecto; Cualquiera menos, de nuevo, el de cucaracha.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Sitges 2007



Haciendo un esfuerzo brutal, tanto físico como monetario y laboral, conseguí visitar la 40 Edición del festival fantástico más importante del mundo: Sitges. Mi paso por la ciudad del terror solo duró dos días, pero fueron de una gran intensidad. Sin centrarme en el palmarés, pasaré a mencionar y comentar brevemente las películas que visioné. No incluiré en las que, por cansancio o calidad nula, dormité entre gritos y aplausos haciendo la función de nanas. Las que aquí menciono, las he colocado por orden de visionado:



I’m a cyborg but that’s ok
Park Chan-Wook es de los favoritos del festival desde que su “niñoviejo” bombardeara la sección oficial del 2003. Esta vez, deja las venganzas de lado y nos trae una extraña “comedia de lunáticos”. Con alguna escena brillante y exótica, pero con un desarrollo más bien flojo. Posee una trama que atrapará a muchos y, a otros, espantará. Yo estoy en medio de los dos grupos. Cuanto menos, interesante.

Trailer:



Los cronocrímenes
La ciencia ficción no es un género muy recurrente en el cine español. Por decirlo de otra manera: no existe. Hay algún ejemplo, pero son muy escasos. “Abre los ojos” es uno de eso casos excepcionales. Ahora se une al género la ópera prima de Nacho Vigalondo. Una historia de apariencia sencilla pero de desarrollo complejo. Un debut brillante que aporta esperanzas al nuevo cine español.

Trailer:

Sukiyaki Western Django
Miike no defrauda. Pocas veces ha defraudado a sus seguidores. Esta vez, no solo convence, sino que entusiasma. Él es el único capaz de hacer un remake de un spaghetti western de semejantes características: hecho en Japón, rodado en inglés, con diálogos shakesperianos, con Quentin Tarantino de actor, personajes a lo manga, humor freaky, etc. Quien no conozca su cine, se estará preguntando qué narices es esto. Esto es, simplemente, una maravilla, otra genialidad de un genio, que si no estuviese tan loco, no sería tan genial.

¡Imprescindible! ¡El western ha vuelto… y con los ojos rasgados!

Para ver el trailer y leer más sobre la peli, mirad el artículo de este blog llamado: Miike’s Western.

Halloween
No es el regreso de John Carpenter, pero sí el de su criatura. Con casi 30 años, ya está hecho un señorito, ese tal Mike Myers. En esta nueva entrega es un bigardo de 2 metros con fuerza sobrehumana y Rob Zombie es su padrino. El proyecto podía haber sido más personal, pero Rob Zombie lo ha hecho bien. Tiene un principio apabullante y una factura técnica impecable. Lo que le falla un poco, es la historia, que se hace típica a la hora de metraje. Lo que está claro es que Rob Zombie entiende de cine y, como siga así, no habrá más remedio que llamarle “maestro del terror” dentro de poco.

Trailer:

Poltergeist
Esta sí, es la original. La obra maestra de entonces, asustando como el primer día. Mis ojos cansados la contemplaron maravillado, como si de un truco de magia se tratase. Una magia eterna y angustiante. El poder de lo sobrenatural grabado paso a paso en celuloide. Una crítica a la televisión que está más vigente que nunca. Una obra de arte.

Trailer:

1408
Típica película de terror americana, que empieza interesante, pero que cae en una espiral de locura, de la cual, no sabe salir. John Cusack está correcto, sin más.

Trailer:

The fall
Película preciosista y fantasiosa. Volver a ser un niño durante dos horas. Creer que la realidad esconde fantasías en cada rincón y que el mundo no es tan malo como lo pintan.

El trailer no lo he encontrado, pero aquí tenéis un vídeo de la presentación en Sitges:

Rec
El miedo te paraliza los músculos. No puedes moverte de la butaca. La oscuridad te rodea y te estrangula. Nada puede impedir que la cámara siga grabando y que tú lo veas. El reportaje más terrorífico de todos los tiempos. ¡No debes perdértelo! Terror en estado puro. Una lección de cine. Una obra maestra (O casi).

Teaser:

Eso es todo. Mi paso, como veis, fue intenso y el próximo año pienso repetir. Desde aquí me recomendación de que, si os gusta el cine fantástico, no dudéis en acercaros a Sitges la próxima vez.
Saludos y… ¡Vigilad los cielos!


miércoles, 3 de octubre de 2007

El detective mutilador - Parte 3


Aquel sueño había interrumpido la búsqueda de una nueva víctima. Volvió a sumergirse en la maraña que formaban los archivos de los clientes. Miraba datos que, según su punto de vista, eran relevantes: estados civiles, profesiones, direcciones, teléfonos,… y, sobre todo, los niveles de morosidad. Tras rebuscar un buen rato, dio con una ficha interesante; la de Juan Rodríguez Mohín. El detective Carrasco indagó en su memoria hasta recordar su caso. Un hombre desesperado, obsesionado con su trabajo de bibliotecario, engañado por su mujer, abandonado por sus hijos. Un caso bien resuelto y mal pagado. Había llegado el momento, pensó Carrasco, de ajustar cuentas. Abrió el cajón de su escritorio y extrajo un pequeño neceser marrón. Se encendió un cigarro y, dando un portazo, salió de su despacho.


El día prometía ser duro y caluroso. Carrasco en su Simca 1000 se sentía a gusto. No tenía aire acondicionado pero la sensación del viento en su cara, cuando bajaba las ventanillas, era muy gratificante. Prefería pasarse el día en el coche que en una biblioteca, pero el trabajo, era el trabajo. Aparcó frente a la biblioteca y apagó el motor. Se quedó sentado observando las calles. A esas horas no había casi nadie. Era un sitio bonito, con mucho verde y las aceras limpias. Parecía un lugar mágico, apartado de la miseria de la ciudad, pese a encontrarse en medio de ella. Abrió el neceser marrón. De entre todos los objetos metálicos de tortura, extrajo unas pequeñas tijeras. Tras probar que funcionaban bien, se recortó el bigote frente al retrovisor central. Últimamente había descuidado su higiene personal, pero siempre le gustaba tener el bigote perfecto. Miró su reloj de cadena y salió del coche. Sin lugar a dudas, era un bonito día para matar. Sin prisa subió las escaleras de la biblioteca. Se acercó al portón y lo abrió. Una corriente de aire frío salió del interior del edificio. El detective Carrasco experimentó una rara sensación de incomodidad. Se introdujo en el frío lugar y su vista tardó unos segundos en adaptarse a la luz del interior. Era una biblioteca antigua, pero de lo más corriente: Mesas para leer y estudiar, y filas y filas de estanterías con libros. Al fondo a la derecha logró distinguir el mostrador principal. Se fue acercando y contempló como, detrás del mostrador se hallaba su víctima. Lo recordaba más delgado. Ese hijoputa era una especie de mezcla entre morsa y hombre. Al verle, la morsa se echó a temblar.

lunes, 1 de octubre de 2007

El detective mutilador - Parte 2


Los diminutos y frágiles dedos doblaban con sumo cuidado la servilleta de papel. La mano derecha, pese a tener cuatro dedos, era muy habilidosa. Con cada nuevo pliegue, la servilleta iba tomando forma. Se asemejaba cada vez más a una pequeña rana. Una vez finalizada, la dejó sobre la mesa y se cruzó de brazos. La expresión de su rostro era de verdadero orgullo. Era una rana realmente bonita. Ahora solo quedaba probar su habilidad. El dedo índice se acercó a la figurita y le apretó el trasero hacia abajo. Al levantar el dedo, la rana saltó, como queriéndose escapar del muchacho. Una brillante sonrisa brotó en su rostro. El reloj de pared indicó, con un ligero tintineo, la medianoche. La realidad golpeó la sensación etérea que experimentaba el chico. Corrió hacia su cuarto, al interior de su cama. Ruidos de llaves, gritos ebrios, pasos que se aproximan,… Los ojos del muchacho reflejaron la crueldad del momento. Con tres dedos sería mucho más difícil hacer ranas de papel.

El detective Carrasco abrió sus vidriosos ojos. Se secó el sudor de la frente con la manga de la camisa. Cogió la botella de whiskey que había sobre la mesa. Los tres dedos de la mano derecha se desenvolvían bastante bien al abrir el tapón. Una vez abierto, bebió un largo trago hasta absorber la última gota. La mirada de Carrasco se centró en su mano mutilada y no pudo contener el impulso de arrojar la botella vacía contra la estantería de enfrente.

Los primeros rayos del día empezaban a entrar por los huecos de la persiana.