martes, 27 de enero de 2009

Sed nociva

Notar la brisa helada en el cogote
y despertar en mí la paz dormida
al descubrirte en mi cama, sin vida.
El cuerpo aún tibio; marchito, tu escote.

Correr y hallar tapiada la salida.
Llorar sin que la gente me lo note.
Pasar de ser persona a monigote.
Rociarme con sal gorda cada herida.

Y al ver que tus facciones se escamaban
embalsamé tus restos con saliva,
amainando las nubes que acechaban.

De nuevo, soledad y sed nociva.
Nostalgia de unos besos que anunciaban
martirio eterno y libertad cautiva.

2 comentarios:

Critter Venudo dijo...

Soledaddddddddd es criatura primorosa, que no sabe que es hermosa, no sabe de amor ni engaños, Ay mi soledadddddddd.

Palemón y Nabor AKA Jan en Karel dijo...

Sr. Bronson:

Pues ahora sí te favoreció generosamente la rima, con este poema que me recuerda mucho al "Buio Omega" del buen Joe D'Amato, o para no ir tan lejos, al buen Norman Bates de "Psicosis." Las imágenes, impagables, sobre todo esa del embalsamamiento con saliva.

Qué bueno que no tenga que pagar para leer buena poesía!