viernes, 28 de septiembre de 2007

El detective mutilador - Parte 1


La luz crepuscular cegaba la vista del detective Carrasco. Se limpió las gafas con la manga de su gabardina beige. Volvió a contemplar el cadáver mutilado y no logró contener una leve sonrisa. Aquella visión visceral del cuerpo inerte era realmente agradable. ¿Quién le iba a decir que matar y mutilar era tan maravilloso? Se agachó al lado del cadáver, le arrancó los ojos y los introdujo en un frasco. Después de guardarse el frasco, se acercó a la orilla y metió sus manos en el agua. La marea mojaba sus pantalones de pinza grises. Con una minuciosidad sorprendente, frotó sus manos hasta que el menor rastro rojizo hubo desaparecido. Se levantó lentamente y fumó un cigarrillo contemplando los últimos rayos solares. Una vez acabado el cigarro, se alejo del mar, del cuerpo, de la luz, de aquel lugar placentero,…

El motor del SIMCA 1000 rugió al girar la llave de contacto. El coche se perdió por el horizonte. En su interior, el detective Carrasco ideaba su próxima mutilación.

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