
Mi primera poesía de ciencia ficción:
Restalló la rodilla del viajero
al volver en él la "fisicidad".
Su cara estaba exenta de humildad
al tratarse del éxito primero.
Desintegrar la duda y la unidad
y tornarse del tiempo pasajero,
burlador del destino, misionero,
audaz y esquivo de eras de maldad.
Y arrojar el reloj a la basura,
objeto sinsentido y pegajoso,
pues todo se hace eterno y nada dura.
"Expulso los minutos cuando toso"
me dice, empantanado de amargura.
"El no tener horario es horroroso".
1 comentario:
Hablando de tiempo, contigo siempre vale la pena esperar! Qué bárbaro!
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